Con la conclusión de mandato del ex-presidente Andrés Manuel López Obrador, es bueno hacer un balance de lo que fue la gestión del tabasqueño en el Estado de México.
La inversión federal en el territorio mexiquense fue buena en infraestructura, tanto educativa como urbana, también es verdad que deja un pendiente: para la mayoría de la población poco se avanzó en el tema de la inseguridad y la contención del crecimiento del crimen organizado.
En términos generales López Obrador le cumplió al Estado de México en las promesas que hizo en campaña y que reafirmó durante su mandato, no obstante, el pendiente que deja es un reto tanto para la gobernadora Delfina Gómez como para la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
La tendencia en la comisión de delitos como homicidio, secuestro, robo en todas sus modalidades fueron a la baja, también es cierto que hay lugares del Estado de México en los que el crimen organizado tiene el control político, social y económico como es el caso del sur del Estado de México.
El tren interurbano CdMx-Toluca es, en materia de comunicación, una de las obras más emblemáticas del gobierno federal. Aun cuando este proyecto inició en el sexenio del mexiquense Enrique Peña Nieto.
López Obrador no le quedaba de otra más que terminar la obra o que quedaran en la basura en ese entonces cientos de millones de pesos, al final decidió por seguir con ese proyecto ferroviario para comunicar a Toluca con Ciudad de México.
El medio de comunicación terrestre ayudará con mucho a disminuir el tránsito vehicular en la carretera México-Toluca, en su segunda fase, hasta ahora llega a Santa Fe, pero se espera que en diciembre el recorrido desde Zinacantepec hasta la estación Observatorio Ciudad de México esté terminado.
El balance del trabajo del gobierno de López Obrador en el Estado de México es positivo en cuanto a política social, y en cuanto a infraestructura educativa, de salud y urbana, se celebraron cosas importantes y se avanzó, pero la gente sigue esperando y ahora será con la nueva presidenta, reducirle o mejor dicho abolir el poder que tiene ahora el crimen organizado en una gran parte de la entidad.
Si bien López Obrador no es culpable del problema de inseguridad y del crecimiento del crimen organizado en el territorio de mexiquense, esto no lo exenta de responsabilidad porque se hizo poco y las células criminales lograron afianzarse. Se espera que la próxima administración en conjunto con el gobierno estatal de mejores resultados en esta materia.
Para finalizar, se espera que con la incorporación de la Guardia Nacional al mando del Ejército realmente se cumplan esas tareas para mejorar la seguridad pública que demanda la población del Estado de México.
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