Por las calles irregulares de Ciudad Nezahualcóyotl, un triciclo rojo avanza esquivando baches, charcos y miradas curiosas. En su cajita de madera adornada con calcomanías y citas textuales viajan decenas de libros que el actor teatral David, conocido en redes como Pensar en voz alta, reparte entre los vecinos. Lo llama el Poesciclo, una biblioteca móvil que nació del deseo de llevar la lectura a los lugares donde casi nunca llega.
“Un día pensé: ¿y si regalo libros en mi colonia? Pero no sabía andar en bici,”, cuenta David entre risas. Con ayuda de su padre, adaptó un vehículo usado que compró, lo pintó de rojo y le colocó repisas de madera por 2 mil 800 pesos. Desde entonces, recorre las calles de Neza regalando lecturas, charlas y compañía.
En el trayecto enfrenta retos como las irregularidades de la ruta:
“Un día se me ponchó la llanta, otro se le salió el aire a la cadena. Sale al pedalear entre baches”.
Su labor no pasa desapercibida. Los vecinos lo saludan, los automovilistas lo esquivan con respeto “piensan que traigo tamales o garrafones”, bromea. Uno de esos encuentros recientes cambió la historia de una familia.
Tras las inundaciones que afectaron a varias colonias de Neza, Isabel perdió casi todo, incluyendo su pequeña biblioteca personal.
“Prácticamente todo lo que había leído en mi vida se fue. Traté de rescatar los libros, pero se deshacían en las manos. Fue muy triste porque muchos tenían valor sentimental: me los habían regalado o me habían acompañado en momentos importantes”.
Su hermano Benjamín pensó en David. “Le conté lo que había pasado y le pregunté si podía regalarnos unos libros”.
Días después, el Poesciclo se estacionó frente a su casa. David llegó con títulos de Borges, Isabel Allende, José Agustín y Mariana Enríquez:
“Fue una sorpresa enorme. Le dije que los libros no sólo son lectura, son parte de mi historia”.
Benjamín también eligió uno. “entre el trabajo o la rutina te recuerdan que hay un mundo”, dice.
Para David, cada encuentro es una forma de construir comunidad:
“En la periferia sí hay lectores, lo que no hay son espacios para reunirse. Los libros pueden ser eso, un refugio, un punto de encuentro, una manera de leer el mundo”.
Aunque el sol queme, las llantas se desajusten o las lluvias compliquen el camino, el Poesciclo sigue su ruta:
“La lectura te cambia la vida, dice. Te ayuda a entenderla y a resistirla”.
Por eso, cada tarde, entre el ruido de los coches, el eco de los vendedores y los ruidos cotidianos, se escucha su voz inconfundible:
“¡Se regalan libritos, cuentitos, poesía!”, anuncia a su paso.
You must be logged in to post a comment Login