El “Coyote en Ayuno” es una impresionante escultura que se erige majestuosa en el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México. Esta icónica obra, creada por el renombrado artista Sebastián, se ha convertido en un símbolo de la identidad de la comunidad local.
Situada a plena vista, sobre la avenida Adolfo López Mateos y Pantitlán, esta obra también es conocida como el “Coyote hambriento” o “Cabeza de coyote”, y fue realizada por el artista Enrique Carbajal, mejor conocido por el nombre de “Sebastián”.
El complejo “Coyote en ayuno” es una monumental escultura de acero de color rojo que se eleva sobre un pedestal de hormigón. La obra mide 19 metros de altura y 21 de ancho, mientras que el pedestal de hormigón sobre el que se asienta alcanza una altura de 21 metros, por lo que combinados suman 40 metros. La estructura pesa 300 toneladas.
El costo total de la escultura ascendió a cinco millones de pesos. Inicialmente, el presupuesto era de dos millones de pesos, pero durante el desarrollo del proyecto, que se extendió a tres años en lugar de uno, los gastos aumentaron. Para financiar la obra, dos millones de pesos fueron obtenidos mediante la venta de reproducciones a escala de la escultura.
Un extrabajador narró:
“El señor Sebastián nos decía que urgía y luego trabajábamos hasta los domingos, de 8 a 6, y habría que trabajar hasta lloviendo y haciendo la soldadura”.
Una característica distintiva de la escultura es la dirección de los ojos del coyote hacia el este. Según el autor, Sebastián, esto permite que el primer rayo de sol atraviese la órbita del coyote y proyecte su luz sobre una placa conmemorativa, en un ritual de inspiración prehispánica.
La placa que se lee en el sitio dice:
“Escultura monumental “Coyote en Ayuno”, obra del maestro Sebastián. Para conmemorar el XLV aniversario de nuestro municipio, reafirmar nuestras raíces e identidad y recordar el esfuerzo tesonero de todas las mujeres y hombres que lucharon por el mejoramiento del municipio de Nezahualcóyotl”, se lee.
El proyecto original de una de sus más icónicas esculturas incluía un espacio para crear un centro cultural y un museo, pero hasta la fecha esto no se ha podido concretar.
La escultura incluso se puede ver desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) “Benito Juárez”. En su momento uno de los rumores que se esparció fue que su altura era tal que habría riesgo de que los aviones chocaran con ella.
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