Mazatlán vuelve a la armonía: acuerdo entre Ernesto Coppel y músicos sinaloenses

En un giro inesperado digno de una telenovela, el magnate hotelero Ernesto Coppel Kelly y el vocalista de Firme, Edwin Caz, han enterrado el hacha de guerra en una reconciliación que haría enrojecer de envidia a cualquier mediador de paz internacional.

El tenso enfrentamiento, que parecía sacado de un capítulo de La Rosa de Guadalupe, entre «Neto» Coppel, el maestro del turismo playero, y los músicos sinaloenses que buscaban tan sólo una oportunidad para hacer lo que mejor saben hacer, ha llegado a su clímax con un acuerdo tan esperado como el final de temporada de tu serie favorita.

En un emotivo encuentro donde las sonrisas y las apretones de manos fueron el plato principal, el batuta de la hotelería y el vocalista del grupo de moda se comprometieron a despejar el camino para que las bandas sinaloenses puedan deleitar a locales y turistas con su música sin las cadenas del ostracismo.

«¿Arreglado, pueden tocar las bandas en Mazatlán?», preguntó el vocalista con una nota de ansiedad, recibiendo como respuesta una afirmación rotunda por parte del magnate hotelero. ¡Y así, con un acorde finalmente armonioso, el corazón de Mazatlán encontró su ritmo de nuevo!

La reacción en línea no se hizo esperar. Los cibernautas, cual coro virtual, celebraron el gesto de Coppel Kelly como quien celebra un gol en la final del Mundial, reconociendo que la verdadera sinfonía de Mazatlán no estaría completa sin la música de las bandas sinaloenses.

Aunque algunos incrédulos atribuyen la victoria más a la presión popular que a la voluntad del empresario…

Se rumorea que el encuentro culminó con una interpretación conjunta del Corrido de Mazatlán, un broche de oro que selló esta inesperada tregua con un toque musical.

Recordemos que este melodrama comenzó cuando Coppel Kelly lanzó sus infames palabras sobre el «ruido molesto» de los músicos en las playas, desencadenando una ola de críticas que podrían hacer temblar hasta al político más experimentado.

Sin embargo, como en todo buen drama, el clímax llegó con un giro repentino. En una reunión digna de una película de Hollywood, el alcalde Édgar González Zatarain ofició como el pacificador entre las partes en conflicto, otorgando a los músicos sinaloenses un permiso dorado para tocar hasta las 10 de la noche en las playas, con la promesa de no ser molestados ni siquiera por el mismísimo Poseidón.

Así, en una ciudad donde el sol, el mar y la música son los protagonistas, Mazatlán ha vuelto a encontrar su armonía, demostrando al mundo que, en este escenario paradisíaco, todos pueden bailar al mismo ritmo.

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