Son paramédicos que ayudan a quien más lo necesita en la zona de Chicoloapan y Nezahualcóyotl, mediante servicios de rescate, urgencias y traslados médicos.

El emblema de la familia RUPAC desde hace 55 años en Neza

La familia Padilla, creadora del grupo de Rescate de Urgencias Prehospitalarias (RUPAC) que opera en los municipios de Nezahualcóyotl y Chicoloapan, en el Estado de México, desde hace más de 55 años ayudan de manera gratuita a personas cuya vida está en riesgo.

Mantienen el equipo gracias a las donaciones, pues no cobran las urgencias ni traslados a los hospitales cercanos, en caso de que el paciente requiera llegar a un centro más lejano solo se solicita un monto de recuperación a fin de apoyar a las personas que más lo necesitan.

Desde los años 60´s cuando las calles de Nezahualcóyotl aún no estaban definidas y el acceso era difícil por la terracería, la familia Padilla comenzó a salvar vidas. Los hermanos Padilla acudían a atender emergencias y recogían a los heridos en camillas que sacaban caminando entre dos o cuatro personas o hasta en triciclos que aminoraban la fatiga de los traslados.

“Mi papá y mi tío iniciaron con los cuerpos de rescate en ciudad Nezahualcóyotl, desde que eran llanos, sacaban a los enfermos en camillas, primero los sacaban corriendo, después en carros, en combis y ya hasta que fueron llegando las ambulancias”, aseguró.

Este equipo está conformado por 24 paramédicos, la mitad pertenecen a la familia Padilla y la otra son personas que se sumaron como voluntarios para contribuir a la misma causa.

Los hermanos Juan Manuel Padilla Ramos y Luis Gustavo Padilla Ramos lideran el grupo, aunque cada uno tiene otro empleo con el que se mantienen, la pasión por el servicio médico les da fuerza para dedicar su tiempo libre a la atención prehospitalaria.

“Todos somos familia, unos de sangre y otros de corazón. Nos juntamos por un mismo objetivo y es el de salvar vidas, nos apasiona ayudar y brindar un granito de arena para ayudar a la gente”, señaló Juan Manuel.

Juan Manuel Padilla lleva más de 30 años de servicio. Empezó como paramédico, en 1992 recorría las calles de Nezahualcóyotl para brindar apoyo a las personas cuya vida se encontrara en peligro.

“Siento mucha satisfacción en seguir ayudando y llevar un legado de algo que nos inculcaron y seguir apoyando a la gente en algún accidente”.

Resaltó que es la segunda generación de paramédicos, ahora a sus hijos, quienes también ya participan en las emergencias les da el ejemplo que le dieron él.

Luis Gustavo Padilla recuerda sus inicios en los traslados que se realizaban en automóviles en el municipio de Nezahualcóyotl, en el primero que participó él tenía apenas 15 años.

Ver a su padre y a su tío salvar la vida de otros le ayudó a amar su profesión y a su corta edad aprendió primeros auxilios, pero con el paso de los años ha mejorado y se ha certificado constantemente para seguir con esta labor.

“Mi primera urgencia la recuerdo bien, fue en un Renault, ya después fueron camionetas y ambulancias”.

Enrique Javier Ávalos es maestro de educación física de profesión, pero paramédico por convicción, aunque no lleva en su nombre el apellido Padilla, es parte de la familia que eligió.

La mayoría de sus ratos libres los dedica a estar en una ambulancia para atender las emergencias que acontecen durante el día y la noche.

“De paramédico apenas llevo cuatro años, llevo 2  años y medio de que me invitaron a trabajar con ellos. Yo fui adiestrado en la Cruz Roja y posteriormente en otras instituciones, estoy certificado como paramédico y me encanta lo que hago. Aquí la mitad es familia y la mitad no, pero eso es solo por el apellido porque al final se hace una hermandad, siempre les digo que es mi tercera familia”.

Su trabajo es altruista, porque no cobran por los servicios que brindan a la ciudadanía, la atención en el lugar y los traslados al hospital más cercano son totalmente gratuitos.

Si los pacientes requieren un traslado lejano se les solicita una cuota mínima de recuperación para los gastos de combustible y algunos medicamentos, sin embargo la mayoría de los costos corren por la cuenta de los voluntarios.

“Me gustaría decirle a la gente que no se confunda, hay ambulancias particulares, pero también hay voluntarias como nosotros, no todas cobramos porque luego la imagen que tiene la gente es que llega una ambulancia particular y cobra, pero nosotros no, en las urgencias que brindamos todo es gratuito”, destacó Juan Manuel.

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